Esta Ruta cubre la zona oeste de la Comunidad de Madrid, se adentra en Ávila y sube hasta San Lorenzo del Escorial ...
INFORMACIÓN DE LA RUTA
DURACIÓN DEL VIAJE
2 días y medio (salida después de comer)
FECHAS Si os interesa esta ruta y no llegáis a un mínimo de 8 personas, contactarnos AQUÍ y abrimos una fecha hasta llegar al mínimo.
PRECIO DEL VIAJE
Precio standard para un grupo de 8 personas:-
- En coche propio SIN guía acompañante 580€ persona
- En coche propio CON guía acompañante 700€ persona
- Con chófer + guía acompañante 930€ persona
consultar suplemento de habitación individual.
el precio con chofer está sujeto a cambios en función del precio del combustible.
INCLUYE
- Encuentros con Nuestros Protagonistas
- Alojamiento
- Visitas guiadas
- Comidas y cenas
NO INCLUYE
- Actividades extra que se puedan compaginar con el disfrute de la Ruta (paseo a caballo, paseo en globo, piragüismo, talleres…). Os haremos recomendaciones y gestionaremos las reservas si estáis interesados.
- Cualquier otro concepto no especificado en el apartado “Incluye”.
ALOJAMIENTO
Hotel, Hospedería, Parador o Casa de Campo de 3/4 estrellas
La categoría se puede adaptar a vuestros intereses, según disponibilidad.
LUGARES
Pueblos y villas que cubren la zona: Quijorna, Cadalso de Los Vidrios, San Martín de Valdeiglesias, Fresnedillas de la Oliva, Navas del Rey, Zarzalejo, San Lorenzo del Escorial y El Tiemblo en Ávila.

En la ruta visitaremos lugares que la asociación HISPANIA NOSTRA, creada para la custodia del patrimonio cultural y natural de España, tiene catalogados en su LISTA ROJA y en su LISTA VERDE, y aquellos lugares premiados por Buenas Prácticas por HISPANIA NOSTRA y EUROPA NOSTRA. |
La Sierra Oeste de Madrid se encuentra a caballo entre la Sierra de Guadarrama y la Sierra de Gredos y está cargada de historia y de un paisaje muy variado dominado por el curso del río Alberche, con sus afluentes y sus truchas, que alimenta a los embalses de San Juan y el de Picadas. Vamos a desplazarnos por un paisaje de cerros, pastos, bosques mediterráneo y de ribera, aromáticas, huertos, viñedos, bodegas, almazaras y ganaderías de toros bravos. Y todo a la vista de la mayor población del águila imperial ibérica, del buitre negro, el búho real, el águila real, el halcón peregrino, la cigüeña negra, la oropéndola, el mirlo acuático y el martín pescador.
Comenzamos con un poco de historia …
En estas tierras a la vera del río Alberche en época de los visigodos, allá por el 700, se instalaron de forma desperdigada una docena de nobles que decidieron renunciar a sus privilegios para llevar una vida eremítica, lo que supuso el origen de la Comunidad Benedictina que fue poblando el valle de iglesias. En 1150, Alfonso VII el Emperador, Rey de León, les agrupa en una única comunidad, bajo Privilegio Real, con el propósito de repoblar la zona tras la Reconquista, y como base de operaciones se funda el Monasterio Santa María La Real de Valdeiglesias. Dos décadas después, bajo los auspicios del rey Alfonso VIII, rey de Castilla, el monasterio pasa a manos de la Orden del Císter. Los monjes cistercienses llevan vida activa en el monasterio, con sus más y sus menos, durante siete siglos, hasta que en 1835 la Desamortización de Mendizábal vacía el monasterio y queda 138 años abandonado.
Y un buen día de 1974, el arquitecto Mariano García Benito se fija en el siguiente anuncio de periódico: “Vendo ruinas, magnífico monasterio, 60.000m2 de terreno en total. Precio 12 millones (de pesetas). Todo incluido.” Compra sus ruinas, las adecenta y lo dona al Ayuntamiento de Pelayos de La Presa con la condición de que constituya la Fundación Monasterio Santa María la Real de Valdeglesias. Y desde el 2004 hasta hoy.
Es uno de los monasterios más antiguos de Madrid y solo queda su carcasa apuntalada, pero aún así podéis haceros muy buena idea de su dimensión y belleza.
Muy cerca, dentro de la provincia de Ávila, en El Tiemblo, se encuentran, rodeados de soledad, los cuatro Toros de Guisando, monumento vetón del s. IV-III a.C., junto al paso de la Cañada Real Leonesa Oriental. Y allí mismo, en 1498, en una posada de la que no queda rastro, los hermanastros Enrique IV y la princesa Isabel firmaron el Tratado de Guisando, las bases del futuro reino de Castilla que aseguraban a Isabel como sucesora del reino de Castilla. Pero el tratado tuvo muy corto recorrido...

Este lugar tiene algo especial, supongo que será por una mezcla del tiempo transcurrido, el sitio histórico, el silencio que lo envuelve y el paraje natural. Y esconde, además, una historia muy curiosa. En los años 20 del siglo pasado, un personaje muy singular, la aristócrata María de la Puente y Sota, marquesa de Castañiza, adquirió los toros y su entorno. Recuperó el Monasterio Jerónimo de Guisando, que se adivina sobre la ladera del Cerro de Guisando, para convertirlo en su mansión con unos jardines románticos diseñados por ella misma. Unos cuantos siglos antes, el monasterio estuvo destinado a ser el lugar de retiro del Emperador Carlos V, pero un incendio truncó tan ambiciosos planes. Y por allí pasaron de visita Santa Teresa de Jesús, Felipe II y el Gran Duque de Alba.
La marquesa que era lista, innovadora y con arrojo, además de dedicarse a organizar conciertos y fiestas en su mansión, creó en uno de sus claustros una granja avícola experimental que se llevó premios internacionales. Fue condecorada por ser la primera iniciativa privada rural en donde todas las trabajadoras eran mujeres. También rescató y restauró el tercer toro de Guisando que estaba despistado bajo tierra. Ella, junto a su hija, Ernestina, impulsaron activamente la promoción del lugar, hoy Bien de Interés Cultural como Paraje Pintoresco, gracias a su tesón. De todo ese esplendor hoy queda un paisaje de ruinas románticas entre la maleza y, un poco más arriba, las cuevas de los eremitas predecesores del monasterio.
Bodegueros singulares abriendo camino
El extremo suroeste de Madrid concentra una cantidad muy interesante de vinos de terruño, muchos de producción natural, que son el reflejo del saber hacer cuidadoso y personal de cada viticultor. La cultura del vino la introdujeron los eremitas de la época visigoda y la afianzaron los monjes cistercienses que allí se instalaron. Tuvo su época dorada en el Siglo de Oro, pero comenzó su decadencia con la plaga de la filoxera, que en 1914 entra por San Martín de Valdeiglesias y se extiende rápidamente por toda la Comunidad, arruinando más de la mitad del viñedo madrileño y provocando un cambio importante en los vinos. La guerra civil española también arrasó el viñedo provincial y, después, vino la inevitable extensión de la ciudad, que sustituyó viñedos por ladrillo y asfalto.
Pero, por fin, en 1990 se consiguió el reconocimiento a su calidad con la Denominación de Origen Vino de Madrid y comienza tímidamente a estar presente en las cartas de los restaurantes y tiendas madrileñas, dominadas hasta ahora por el monopolio de los Rioja y Ribera del Duero.

Ganaderías de toros bravos
Las bodegas comparten su protagonismo con uno de los grandes tesoros de nuestro patrimonio cultural y natural, las ganaderías de toros bravos en la zona de dehesas.

Un toque de surrealismo al paisaje
Las carreteras ondulantes que recorren el oeste de Madrid son un espectáculo de paisajes de encinas, aromáticas, vallas de piedra, rocas de granito y alguna sorpresa... Medio escondidas, porque no se pueden esconder del todo, asoman las antenas gigantes de la primera estación espacial Europea de telecomunicaciones de la NASA. Su primera antena se colocó en 1961 para explorar por primera vez los planetas Venus, Marte y Mercurio. Y, más adelante, estas antenas formaron parte de una red de transmisión que distribuyó la NASA de forma equidistante alrededor de la Tierra: en Robledo de Chavela, en Goldstone (California) y en Camberra (Australia). Desde aquí se siguió el aterrizaje del Apolo XI en 1969, y se retransmitió al mundo entero la frase que Neil Amstrong pronunció al plantar su pie izquierdo por primera vez en la luna: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». Un momento histórico que mantuvo en vilo al mundo, y que se vivió con especial emoción en esta base de operaciones instalada en una carretera rural de Madrid. Pero estas antenas que nos conectan con el espacio no son las únicas de la zona, también se encuentran la Estación Europea de Seguimiento de Satélites de Espacio Profundo en Cebreros y el Museo Lunar en Fresnedillas de la Oliva.
También queda el recuerdo de los fortines de la guerra civil diseminados por la sierra y una antigua atalaya de vigilancia forestal cuyas piezas fueron construidas en el mismísimo taller de Eiffel en París.
Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial,
Patrimonio de la Humanidad
Y salimos unos pocos kilómetros de la Sierra Oeste para entrar en la Sierra de Guadarrama, al pie del monte Abantos. Desde la carretera que nos lleva a la ciudad de San Lorenzo de El Escorial, se impone el perfil del Real Monasterio, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El edificio fue construido en el s.XVI, por los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, para convertirse en centro del poder político de los últimos años del reinado de Felipe II. Una de las estancias más impresionantes del monasterio es la biblioteca renacentista que fundó Felipe II con el empeño de convertirla en un centro de estudios humanistas. Y en ello tuvo mucho que ver María de Hungría, tía de Felipe II, y dicen que la mente más brillante de la familia. Fue una gran coleccionista de arte y códices, además de una importante mediadora política entre sus hermanos, Carlos I, rey de Castilla, Navarra y Aragón y emperador del Imperio Germánico, y Fernando I, quien le sucede como emperador del Imperio Germánico. Trajo a España gran parte de su biblioteca, que contenía las últimas corrientes del humanismo, y que sirvió de germen a la real biblioteca. También fue cosa suya la aportación de obras como la de Carlos V a caballo de Tiziano y el Descendimiento de Rogier van der Weyden, que hoy cuelgan de las paredes del Museo del Prado.