
Jaime Barrutia es un ceramista experimental que trabaja la arcilla con óxidos y materiales naturales de la zona. Su taller es un laboratorio de ensayo y error, de barreños con mezclas para dar con nuevas texturas, colores y formas.
Pero dedicarse plenamente a su gran pasión no ha sido evidente. Me recibió y me contó su historia. Siendo estudiante de economía, un buen día acompañó a una amiga para matricularse en la Escuela de Cerámica en Madrid. Y aquella visita resultó ser uno de esos momentos mágicos de inflexión. Descubrió un lugar que aunaba química, tecnología, técnica, pericia, creatividad y arte. Muchas de las virtudes del ser humano. Y aquel lugar le atrapó, y ahí se preparó para su carrera de artesano. Una carrera con entradas y salidas, compaginando la artesanía cuando y como podía con su medio de vida como diseñador industrial.
El mundo del diseño le iba viento en popa, y se vio obligado aparcar la cerámica un buen tiempo. "Uno no puede hacer bien dos cosas a la vez. La cerámica era mi vida y no podía hacer algo interesante solo a ratos. No quería ser ceramista de domingos."
Pero nada más cumplir la edad de la jubilación, dejó su empresa de diseño, dejó Madrid, se mudó a El Escorial y buscó el local donde estamos charlando, con un gran ventanal en un rincón tranquilo. Y desde entonces se dedica, por fin, de lleno a su pasión. "Es una nueva etapa de mi vida y estoy encantado."
No hay más que escucharle para ver lo q llena dedicarse a algo q se desea, la satisfacción de trabajar con las manos, de experimentar y de crear belleza. Y de transmitir los conocimientos a través de la enseñanza.
Sus creaciones han cruzado el Atlántico y se venden en una galería neoyorquina, también en su taller y en la exquisita tienda dedica a la artesanía Tado en Madrid.
LUGAR: San Lorenzo del Escorial, Patrimonio de la Humanidad.